lunes, 29 de septiembre de 2014

"UN GRANIZADO DE CAFE CON NATA"



                                                                 " UN GRANIZADO DE CAFÉ CON NATA"
La primera reflexión, en cierto modo alejada de lo estrictamente artístico, que se puede extraer tras leer Un granizado de café con nata es la confirmación de que hay un buen número de autores desconocidos e inéditos en nuestro mercado que poseen discursos y formas mucho más interesantes, en ocasiones, que el de nombres ya consagrados y habituales en las estanterías. De igual manera hay que agradecer a editoriales como Errata Naturae su labor de desempolvar esos pequeños secretos. Bastaría con leer las primeras páginas de esta novela para darse cuenta de la forma tan rotunda con la que está escrita. Se trata de una prosa profunda, elegante, en la que a la vez se intuyen formas de parlamento moral, intriga e incluso un tono de ensoñación o recordatorio. De hecho la forma que toma es algo parecido a una carta en la que se trata de explicar una serie de sucesos y su contextualización. Puede llamar la atención el hecho de que Alessandra Lavagnino haya compaginado su escritura de novelas con obras divulgativas relacionadas con su profesión de profesora de Parasitología y experta en insectos, conocimientos que estarán plasmados, y perfectamente integrados, en esta novela. Quizás incluso, esta dedicación tenga algo de influencia en su forma de escribir, muchas veces meticulosa y con afán diseccionador. Uno de los máximos valedores o promotores de esta novela ha sido Leonardo Sciascia (también realiza el epílogo, que por cierto tiene entidad propia), tanto es así que el siciliano insistió para que la obra fuera editada. Viendo el resultado es más que entendible su interés, más todavía al comprobar que hay ciertos paralelismos entre ambos creadores, sobre todo en esa necesidad de “desenmascarar” a la sociedad italiana y rebuscar en su interior.

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