" PRIMERA MEMORIA " Ana Maria Matute
Premio Nadal 1959. Los protagonistas de Primera
memoria —Matia, Borja y Manuel— no quieren dejar de ser niños. Son adolescentes
al borde del abismo de la edad adulta, con miedo a asomarse pero conscientes de
que no tienen alternativa, de que no les queda más remedio que hacerlo. Se les
acabó el tiempo. Y el poco que les quedaba lo consume una guerra que acaba de
estallar y que se alarga, en la lejanía, y lo ensombrece todo. «Quien no haya
sido, desde los nueve a los catorce años, atraído y llevado de un lugar a otro,
de unas a otras manos, como un objeto, no podrá entender mi desamor y rebeldía
de aquel tiempo» dice una Matia adulta, recordando a la Matia de entonces, una
niña de rodillas peladas, llena de rabia, desterrada por el abandono paterno en
una isla cuyo nombre jamás se pronuncia. En aquel largo verano del treinta y
seis, y bajo la mirada vigilante de su abuela, ella y su primo Borja, un
muchacho de quince años taimado y carismático, desgranan una rutina estival
hecha de perezosas lecciones de latín, cigarrillos fumados a escondidas y
escapadas en barca a las calas recónditas de la isla. Sus pequeños secretos y
maldades, el atisbo de la complejidad del mundo de los mayores tienen en
Manuel, el hijo mayor de una familia marginada por todos hacia el que Matia
siente un apego que no consigue definir, una caja de resonancia que hace
pedazos la frágil alianza de conveniencia de los dos primos.
Con primera memoria da comienzo la trilogía Los mercaderes, concebida hace ya
años en tres volúmenes. El segundo se titula, según un verso de Salvatore
Quasimodo, Los soldados lloran de noche, y el tercero, La trampa. A.M.M.
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